jueves, 1 de septiembre de 2016

Primeros cronistas de américa

Pocos temas históricos han suscitado una atención tan duradera como el llamado descubrimiento de América y el subsecuente proceso de dominación española del "Nuevo Mundo", mencionado en muchos textos como el período de "conquista y colonización".
La noticia de que Colón había descubierto nuevas tierras navegando hacia el oeste del "mar tenebroso", impactó de tal manera la imaginación de los europeos, que, todavía hoy, pasados cinco siglos de aquel acontecimiento, los académicos y los literatos continúan escribiendo sobre el tema.
Los primeros escritos descriptivos de este nuevo mundo fueron el diario de navegación y varias cartas que Colón envió a los Reyes Católicos y a algunos amigos suyos que le habían ayudado a financiar su expedición. A partir de entonces, y en viajes posteriores, Colón escribió otras cartas y memoriales describiendo los problemas que confrontaban él y los españoles en las "Indias", ya que Colón creía, o quería hacer creer, que había llegado a la India, al Japón o a la China, tierras de oro, sedas y especias.Sus escritos no fueron los únicos documentos que retrataban la realidad indiana en aquellos años. Algunos acompañantes suyos también escribieron sus impresiones, y dos de ellos han adquirido fama como fuentes de primera mano acerca de la temprana penetración europea por las Antillas. Me refiero al médico que acompañó a Colón en su segundo viaje en 1493, de nombre Diego Álvarez Chanca, quien dejó una reveladora "Carta al Cabildo de Sevilla", en la cual describe la llegada de la segunda flota colombina a las Pequeñas Antillas y los primeros encuentros con los llamados indios caribes en una isla que algunos han identificado como Martinica y otros como Dominica.

De ese mismo viaje se conserva otra interesantísima relación escrita por un amigo de Colón, llamado Miguel de Cúneo, quien se unió a este segundo viaje "buscando aventuras", lo cual podría colocarlo como el primer turista europeo en América. Miguel de Cúneo era de Savona, Italia, y en honor a él fue que Colón bautizó la isla que hoy lleva el nombre de Saona. El escrito de Cúneo fue publicado originalmente en latín bajo el título de "De novitatibus insulari occeani hesperi" (De las nuevas islas del océano occidental), y luego en varias ediciones en español.
Tanto Cúneo como Álvarez Chanca vivieron en La Isabela más de un año y lo que narran sobre lo ocurrido en aquel poblado en 1494 es producto de su observación y experiencia directa. Por la frescura de sus escritos y por haberlos redactado tan temprano, Álvarez Chanca y Miguel de Cúneo devienen así en los primeros cronistas de Indias, pues sus descripciones de las cosas de la isla Española anteceden a otra crónica temprana escrita antes del año 1500 por el fraile Jerónimo Ramón Pané, a quien Colón encargó estudiar las creencias religiosas de los taínos y escribir acerca de ellas.
Pané también escribió basándose en su experiencia personal y dejó tras de sí un contradictorio legado de observación antropológica y descripción etnográfica, por un lado, y de destrucción del patrimonio cultural aborigen, por el otro, pues Pané se dedicó a destruir todos los ídolos y cemíes taínos bajo la creencia de que la idolatría de los taínos era un reflejo de la presencia de Satanás entre estos pueblos que no conocían la fe católica.
Con todo, la obra de este fraile, titulada "Relación de Fray Ramón acerca de las antigüedades de los indios, las cuales, con diligencia, como hombre que sabe la lengua de ellos, las ha recogido por mandato del Almirante", es la más reveladora descripción de la vida espiritual del pueblo taíno. Esta descripción fue hecha después de haber sido filtrada por el entendimiento y las creencias religiosas del fraile y representa, como se dice modernamente, solamente una posible "lectura" de la sociedad taína, pero aun así hay ciertos pasajes en esta obra que enseñan mucho acerca del rico mundo cultural de los taínos.
Uno de esos pasajes, muy citado todavía, es el que atañe a lo que podríamos llamar el mito de la creación de la humanidad, el cual está conectado con la creencia de los indios de que la isla había sido poblada por gentes que, en su origen, habían salido de una cueva ubicada en el centro de la isla. Algunos académicos han dicho que Ramón Pané fue el primer antropólogo o etnólogo de América, título éste, que a fuerza de repetirse, ya nadie discute.
El regreso a España de algunos acompañantes de Colón ayudó a un curioso clérigo adscrito a la corte de los Reyes Católicos llamado Pedro Mártir de Anglería a recoger las noticias que llegaban a Sevilla desde el Nuevo Mundo, y a registrarlas en cartas a sus mecenas y protectores, incluido el Papa.
Mártir de Anglería estuvo escribiendo esas cartas y relaciones durante treinta y dos años. Durante este período, algunos de sus destinatarios copiaron y hasta publicaron estas narraciones sin permiso de su autor. Mártir de Anglería también publicó sucesivamente sus "Décadas", hasta que todas fueron, finalmente, recogidas como una sola obra con el título de "Décadas del Nuevo Mundo", siendo traducidas a diversos idiomas y circulando por toda Europa durante más de cuatrocientos años.
La obra de Mártir de Anglería antecedió a la de los dos grandes cronistas españoles Gonzalo Fernández de Oviedo y Bartolomé de las Casas, ambos residentes en la ciudad de isla de Santo Domingo durante largos períodos, y ambos redactores de las dos principales "historias generales" de la conquista y colonización española. Estos dos autores se empeñaron en recoger la mayor cantidad de detalles que fuese posible acerca de los viajes de Colón y de la historia posterior de la invasión española a las Antillas y al continente americano.
Al igual que Mártir de Anglería, ambos entrevistaron a tantos testigos como pudieron y se esforzaron por recoger la memoria de los primeros exploradores y colonos que llegaron con Colón, Bobadilla y Ovando. Pero a diferencia de aquél, que no estuvo nunca en las Indias pero que esperaba ansiosamente en Sevilla la llegada de las naves que regresaban de Santo Domingo, Fernández de Oviedo y Las Casas sí vivieron en esta ciudad y recorrieron la isla, y observaron directamente la realidad indiana.
Fernández de Oviedo escribió una "Historia General y Natural de las Indias", pero antes de editarla publicó en 1526 un resumen titulado "Sumario de la Natural Historia de las Indias". Estas obras incluyen los primeros dibujos de las bohíos, bateas y canoas de los taínos, así como de varios animales que impresionaron mucho a los españoles como los ciempiés y las cacatas. Bartolomé de las Casas fue más prolífico que el anterior, pues, en adición a sus dos historias generales, también fue un tenaz polemista que dedicó gran parte de su vida a defender los derechos de los indios y, por esa razón, sostuvo largos profundos debates con varios juristas y teólogos que justificaban la dominación española de las sociedades indianas.
Las dos crónicas más conocidas de Bartolomé de las Casas son su "Historia General de las Indias", y su "Apologética Historia Sumaria", ambas muy voluminosas y llenas de noticias que todavía hoy siguen alimentando a muchos historiadores que se aventuran a escribir acerca de la destrucción de las sociedades aborígenes de las Antillas y el continente americano, así como de la formación de las primeras sociedades coloniales en el Nuevo Mundo.
Los primeros escritos descriptivos de este nuevo mundo fueron el diario de navegación  y varias cartas que Colón envió a los Reyes Católicos y a algunos amigos suyos que le habían ayudado a financiar su expedición.




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